22 de agosto de 2008 / 05:21 AM
El Obispo de Morelia, Mons. Alberto Suárez Inda, recordó que el cuerpo humano es templo de Dios y que cuando la persona se deja llevar por una falsa libertad, es proclive a caer en la esclavitud de la carne.
En una reciente carta, Mons. Suárez recordó que San Pablo llevó "la frágil semilla de la pureza cristiana" a Corinto, una ciudad "donde se rendía culto a las divinidades de la prostitución y la lujuria".
Explicó que para el Apóstol "no fue nada fácil transformar de la noche a la mañana a gentes tan metidas en el vicio", y por ello no era de extrañar las caídas entre los cristianos. "La fornicación y la embriaguez seguían siendo fuertes tentaciones para aquellos cristianos que cargaban con la miseria de la carne", indicó el Prelado.