Augusto Pessina, Profesor de la Universidad de Milán y Presidente de la Asociación Italiana Colture Cellulari, describe en un acertado artículo como la absolutización de la investigación biomédica hacer creer a la sociedad que todo es posible, que a partir de ella se puede distinguir entre el bien y el mal; y como ésta le quita fondos a iniciativas que sí podrían dar resultados para aliviar la salud de muchos.
En un artículo titulado "Embriones quimera y horizontes de la biomedicina, el progreso científico debe definir el bien y el mal" publicado en L'Osservatore Romano, Pessina recuerda que la reciente aprobación en Inglaterra de la investigación con embriones híbridos humano-animales demuestra que "la así llamada 'biomedicina' está enferma también de una patología grave y, si no se cura, producirá daños irreparables".
"El primer síntoma de la patología está ya dentro del ambiguo término 'biomedicina' que en el imaginario colectivo se ha convertido en una especie de 'zona franca', en donde parece ser posible hacer de todo", precisa.