El Arzobispo de Manila (Filipinas), Mons. Luis Tagle, que será creado Cardenal en el próximo consistorio del 24 de noviembre, aseguró que una de las cosas que más atrajo su atención del Sínodo de los Obispos fue el ver a la evangelización como algo más que una estrategia.

En declaraciones para ACI Prensa el 29 de octubre, Mons. Tagle indicó que lo que “captó mi atención en el Sínodo fue el deseo de todos de hacer de la evangelización no tanto una estrategia sino un encuentro vivo con el Señor”.

“Me parece que en las décadas pasadas más o menos nos hemos enfocado en cómo hacer las cosas en todo el mundo. Las iglesias estábamos tratando de hacer estrategia”, señaló.

El Prelado filipino indicó que ese desarrollo de estrategias “en sí mismo no está mal. Pero podríamos olvidar que la fe no es producto de una estrategia”.

“La fe podría traer nuevas estrategias. Pero si no está enraizada en la amistad con Jesucristo y seguir a Jesucristo, entonces, ¿qué clase de evangelización sucederá?”, cuestionó.

Mons. Tagle asistió al Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, que se realizó del 7 al 28 de octubre en Roma, durante el cual se anunció que él se encontraba entre los seis obispos que serían creados Cardenales.

“Es un verdadero llamado, una verdadera misión, compartir en la misión universal del Santo Padre”, indicó.

El Arzobispo de Manila será designado a la Congregación para la Educación Católica tras su creación como Cardenal. A los 55 años, se convertirá en el segundo Cardenal más joven.

El nombramiento, dijo el Prelado, “llegó como una sorpresa total para mí. Pero lo que me consuela es esto: El anuncio llegó tres días después de la canonización del segundo santo filipino, Pedro Calungsod, un joven catequista que se integró a los misioneros jesuitas en Guam, y fue testimonio de Jesús hasta ofrecer su propia vida”.

Mons. Tagle también señaló que la Nueva Evangelización presenta interrogantes que no se solucionan con respuestas fáciles.

“Hay muchas oportunidades para llevar la Buena Nueva del Señor y su presencia salvífica en medio de nosotros”, dijo, pero indicó que “quizás debido a que algunas de ellas son relativamente nuevas, no hemos podido conseguir el total impacto de todas ellas”.

“Algunos están preocupados, algunos están inquietos. Pero nos damos cuenta también, de que estar preocupados está bien mientras no caigamos en el pesimismo. Tenemos que afirmar nuestra fe en que el Señor ha resucitado, Él está aquí, Él está muy presente, tenemos que escucharlo”, señaló.

Esta complejidad, recordó Mons. Tagle, “nos llevó en el Sínodo a la humildad”, e indicó que la falta de medidas concretas tras el Sínodo son una oportunidad “para la exploración”.

“El Santo Padre, en su exhortación post-sinodal, nos dará orientaciones básicas. Ahora, lo específico y la implementación concreta tendrá que ser realizada a un nivel local”, aseguró.

El Arzobispo de Manila señaló que “la complejidad de la situación sólo amerita apertura”, y él está contento de que no haya necesidad para los obispos en todo el mundo de “actuar de forma similar, ignorando nuestros contextos únicos”.

Mons. Tagle también indicó que se sintió alentado por el llamado del Sínodo a la conversión personal entre católicos.

La respuesta a la palabra de Dios “debe siempre implicar una renovación en la mente y el corazón de acuerdo a Jesucristo. Este tema me impactó como un motivo en todo el Sínodo”, dijo.

Mons. Tagle expresó su esperanza de que sus hermanos filipinos continúen llevando la fe a donde quiera que vayan.

“La presencia de trabajadores filipinos en muchos lugares en todo el mindo, es para nosotros un momento de evangelización. Y ahora sentimos la responsabilidad de darles formación inicial, para que cuando dejen el país, ellos puedan estar formados para contribuir a la vida de la Iglesia, donde sea que estén”, señaló.

El Prelado indicó que considera el Año de la Fe, que comenzó el 11 de octubre, en honor del 50 aniversario del Concilio Vaticano II, como una oportunidad de regresar al “encuentro vivo con Cristo” y para “una profundización del conocimiento del contenido de la fe”.

“La fe es un contenido, y esta es una oportunidad para redescubruir las nuevas enseñanzas del Vaticano II”, concluyó.