En su encuentro con los sacerdotes, religiosos y seminaristas ayer en Palermo, el Papa Benedicto XVI recordó la centralidad de la oración cotidiana y de la Eucaristía, fundamentalmente, para poder dar a Cristo a los demás especialmente a los jóvenes.
Dirigiéndose a los sacerdotes, el Papa los animó a "ser siempre hombres de oración, para ser también maestros de oración" y les recordó que "no es fácil mantenerse fieles a estas citas cotidianas con el Señor, sobre todo hoy que el ritmo de vida se ha hecho frenético y las ocupaciones nos absorben cada vez más. No obstante, debemos convencernos: el momento de la oración es fundamental".
"En ella actúa con más eficacia la gracia divina, dando fecundidad al ministerio. Muchas cosas nos presionan, pero si no estamos interiormente en comunión con Dios no podemos dar nada, ni siquiera a los demás".