"Se habla de juegos que existen en las redes y que incitan al suicidio. Todo nos está alertando acerca de un vacío espiritual, de almas vacías, de almas que no tienen a Dios y por lo tanto no pueden tenerse a sí mismos".
"Son personas, seres humanos, que no pueden conocerse plenamente a sí mismos, no saben qué son, quiénes son, para qué están en este mundo, qué es la vida y qué es la muerte, qué pasa después de la muerte", agregó.
"Se ha suscitado una discusión acerca de si los padres deben vigilar y cómo deben vigilar el acceso de sus hijos a las redes. Hoy día los chicos entran prematuramente y con mucha independencia en este mundo".
"Sin ánimo de ofender a nadie", dijo Mons. Aguer, otra "de las cosas que ocurren muchas veces es que los chicos parecen huérfanos, los chicos están desorientados, no reciben en la casa la educación, la formación que debieran por circunstancias que son ajenas a ellos y a su voluntad. La separación de los padres es demasiado frecuente y no se advierten los daños que eso puede causar en los hijos".