20 de marzo de 2020 / 08:03 PM
Provistas de mascarillas y guantes de látex para evitar contagios del coronavirus COVID-19, las religiosas de las Hermanas de la Cruz en Roma continúan incansables su labor misionera visitando a ancianos y enfermos solos que, de otra manera, estarían totalmente abandonados en sus casas durante el período de confinamiento decretado por el gobierno italiano hasta el 3 de abril.
Estas religiosas no han dudado ni un momento en que su obligación era seguir estando con los más necesitados de día y de noche. Únicamente han suspendido la visita a aquellos ancianos cuyas necesidades son menos urgentes y que se encuentran más lejos del centro histórico de Roma, donde tienen su residencia, para evitar desplazamientos largos en transporte público que puedan propiciar contagios.
En el contexto actual de pandemia, los 135 enfermos que atienden en la capital italiana están muy preocupados, y así lo han percibido estas religiosas. Dejarles ahora solos supondría un perjuicio enorme para estas personas vulnerables.