Esta es la invitación del Papa Francisco inspirada en el carisma de San Vicente de Paul

Esta es la invitación del Papa Francisco inspirada en el carisma de San Vicente de Paul
El Papa durante la Audiencia. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Adora, acoge y anda, es la invitación realizada por el Papa Francisco a todos los cristianos inspirada en el carisma de San Vicente de Paul. Según el Santo Padre, esos tres ejes cumplen una función fundamental en la vida de todo cristiano.

En un discurso pronunciado ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro este sábado 14 de octubre con motivo del Simposio Internacional de la Familia Vicenciana por el 400 aniversario del carisma de San Vicente de Paul, el Pontífice reflexionó sobre esos 3 verbos: adorar, acoger y andar.

Adorar

El Santo Padre explicó que la adoración se sustenta en la oración, una oración que implique situarse delante de Dios para colocarle en el lugar principal de la vida de todo cristiano.

El Papa recordó las "innumerables iniciativas de San Vicente de Paul dirigidas a cultivar la vida interior y a dedicarse a la oración que purifica y abre el corazón. Para él la oración era esencial. Es la brújula de cada día, como un manual de vida".

Para San Vicente la oración no era tan sólo "un deber, y mucho menos una simple fórmula. La oración es pararse ante Dios para estar con Él, para dedicarse simplemente a Él. Esa es la oración más pura, la que hace sitio al Señor y a su alabanza, y a ningún otro. Es ahí donde se produce la adoración".

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"Una vez descubierta, la adoración se vuelve irrenunciable porque es pura intimidad con el Señor, que da paz y alegría, y deshace los sufrimientos de la vida", aseguró Francisco.

Por lo tanto, resumió, la adoración es "ponerse ante el Señor, con respeto, con calma y en silencio, otorgándole a Él el lugar principal, y abandonándose a Él con confianza".

Acoger

"Cuando escuchamos esta palabra, acoger, se nos viene rápidamente la idea de que hay que hacer algo. Pero en realidad, acoger es una disposición más profunda: no exige solo hacer sitio a alguien, sino ser una persona acogedora, disponible, habituada a darse a los demás", destacó el Obispo de Roma.

En este sentido, "acoger significa redimensionar el propio 'yo', enderezar el modo de pensar, comprender que la vida no es mi propiedad privada y que el tiempo no me pertenece".

Acoger implica "un lento desapego de todo aquello que es mío: mi tiempo, mi reposo, mis derechos, mis programas, mi agenda. Quien acoger renuncia al 'yo' y le hace entrar en la vida del 'tú', del 'nosotros'".

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"El cristiano que acoge –aseguró el Papa– es un verdadero hombre o mujer de Iglesia, porque la Iglesia es madre, y una madre acoge la vida y la acompaña".

Andar

Este último verbo señalado por el Papa Francisco, andar, está estrechamente vinculado con el amor al prójimo, porque "quien ama no está en el sofá mirando, esperando a que llegue un mundo mejor, sino que, con entusiasmo, con sencillez, se levanta y se pone en camino".

"San Vicente lo explicó bien: 'Nuestra vocación es andar, no sólo en una parroquia ni tampoco en una diócesis, sino por toda la tierra. ¿Y para hacer qué? A encender los corazones de los hombres, haciendo aquello que hizo el Hijo de Dios, Él que vino a traer el fuego al mundo para encenderlo con su amor'".

Esa vocación de San Vicente de Paul "es válida para todos", aseguró el Papa Francisco al concluir su discurso.

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