La devoción a Nuestro Señor de Luren es considerada la segunda devoción más grande del Perú, la cual continúa atrayendo a más fieles y que regresó a su renovado santuario luego del terremoto ocurrido en la ciudad de Ica en 2007.
El Padre Gróver Cáceres, párroco de la parroquia Santiago de Luren, contó a ACI Prensa que la devoción se remonta al siglo XVI.
"En aquella época ya existía una capilla pequeña que veneraba a un Cristo Crucificado, que era también pequeño. Como se trataba de una zona agrícola se necesitaba de la lluvia. Entonces, los pobladores solían realizar unas procesiones por las noches, orando y pidiendo al Señor que mande la lluvia", relató el sacerdote.