La tradición de las Audiencias Generales de los Pontífices comenzó en 1939 con el Papa Pío XII.
Inicialmente, las Audiencias Generales de los miércoles surgieron por la necesidad de unificar algunos de los encuentros del Papa con grupos de fieles de diferentes procedencias.
En abril de 1939 Pío XII comenzó una serie de encuentros con catequesis para los esposos recién casados. Estas catequesis continuaron hasta 1943, cuando no fue posible debido a la ocupación de Roma durante la segunda Guerra Mundial.