El Obispo de Gualeguaychú (Argentina), Mons. Jorge Lozano, afirmó que la espiritualidad de la comunión a la que hacía referencia el recordado Siervo de Dios Juan Pablo II “significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado”.
Durante la Misa celebrada el pasado 29 de junio en la Catedral abarrotada de fieles con motivo de las Bodas de oro de la Diócesis de Gualeguaychú, el Prelado argentino destacó que esta espiritualidad de la comunión es también la “capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como ‘uno que me pertenece’, para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad”.
“Es saber ‘dar espacio’ al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias. No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento”, prosiguió el Obispo.