Elena Alba es uno de los cientos de enfermos a los que el Papa Francisco ha confortado en sus múltiples audiencias. Es española, tiene 58 años y vive en Madrid. Desde hace unos 10 años lucha contra diversas enfermedades, entre ellas dos cánceres, el más reciente localizado el pasado diciembre en el cerebro. Ni una operación para extirparlo, ni las sesiones de radioterapia y quimioterapia hicieron que desapareciera.

Ante las pocas esperanzas que los médicos le daban, decidió que una de las cosas que quería hacer en su vida era ver al Papa. Y así lo hizo. Según cuenta al diario La Razón, a pesar de los riesgos que conllevaba para su delicada salud viajar hasta Roma, Elena dijo a sus hijos que estaba decidida a viajar al Vaticano.

Así, ayudada por las hermanas de la Inmaculada Concepción de María, Elena viajó hasta el Vaticano donde el 8 de mayo pudo compartir unos minutos con el Papa en una audiencia privada con enfermos graves. En esos días, la mujer tenía una hemiplejia en el lado izquierdo del cuerpo, pero al llegar a la Santa Sede "comencé a recuperar la movilidad", comentó.

Antes de la llegada de Francisco, durante la espera, Elena comenzó a sentirse mal. El Papa había dado prioridad absoluta a los niños y parecía que no iban a poder entrar a la audiencia todos los enfermos que esperaban allí. "Había gente con enfermedades horribles", recuerda. Elena había sido operada del tumor cerebral y aún era visible una gran cicatriz en su cabeza.

El Papa llegó y comenzó a abrazar y bendecir a los niños. "Su expresión se iba transformando", asegura. "Cuando llegó a mí, se sacó el pañuelo, le vi sollozar y secarse las lágrimas". Elena quería leerle una carta, pero fue imposible que el Papa se detuviera más tiempo, por eso ella se la entregó y el Santo Padre se la guardó para poder leerla y contestarle. "Fue un momento de invasión del Espíritu Santo", cuenta Elena.

Ahora que le faltan las fuerzas, Elena asegura que sigue adelante "con la fuerza de Dios". Y ahora vive "con alegría, felicidad, y sobre todo, agradecida. Hasta que Dios quiera".