16 de septiembre de 2007 / 05:40 PM
El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, afirma que la escuela católica "debe ser una verdadera comunidad educativa, un centro en el que participan conjuntamente en los trabajos y en los beneficios tanto las familias, como los maestros, las diversas asociaciones de la vida cultural, cívica y religiosa, así como la sociedad civil y toda la comunidad humana".
En su última carta semanal titulada "Una educación de calidad accesible a todos", el Prelado valenciano destaca que "las escuelas y las universidades católicas están hoy en día especialmente llamadas a recordar ese carácter inherente de ‘comunidad educativa’ que reclama su misión. Sin la colaboración mutua de todos los agentes implicados en la educación no se distingue su finalidad".
"Las escuelas y las universidades católicas expresan la acción educativa de la Iglesia y no se limitan a añadir algo al desarrollo de la personalidad del alumno o del estudiante. La Iglesia, como especialista en humanidad, hunde las raíces de su acción en la naturaleza misma del hombre, y en la dignidad de la persona que esta realidad conlleva", prosigue.