Se llama Vinicio Riva, es italiano, tiene 53 años y padece de neurofibromatosis desde los 15. Hace unos días conmovió al Papa Francisco en un encuentro que dio la vuelta al mundo, y esta semana narró lo que ocurrió y sintió el 6 de noviembre ante la multitud congregada en la Plaza de San Pedro.
Vinicio protagonizó una de las imágenes más impactantes de este pontificado. Su enfermedad le ha generado una serie de deformaciones en la cabeza y el rostro, ahora afirma que su inesperado encuentro con el Pontífice le ayudó a aliviar el dolor.
En una entrevista concedida a la revista italiana Panorama, este oriundo de la localidad de Vicenza cuenta que al encontrarse con el Papa "primero le besé la mano, mientras él con la otra me acariciaba la cabeza y las heridas. Luego me acercó y me abrazó fuerte, me dio un beso en el rostro. Mi cabeza estaba contra su pecho y sus brazos me acogían. Me abrazó fuerte, fuerte".