7 de julio de 2009 / 05:02 AM
En su primera encíclica social “Caritas in veritate” (Caridad en la verdad), el Papa Benedicto XVI establece el estrecho vínculo que existe entre la caridad y la verdad; y propone la encíclica Populorum Progressio de Pablo VI y su preocupación por el desarrollo integral, como la “nueva Rerum Novarum”, es decir, como la encíclica que marcó el inicio del Magisterio Social Pontificio.
Al iniciar la encíclica, el Santo Padre explica que “la caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor –“caritas”– es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta”.
Tras indicar luego que “la caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia” y que “todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley”, el Papa reconoce “las desviaciones y la pérdida de sentido que ha sufrido y sufre la caridad, con el consiguiente riesgo de ser mal entendida, o excluida de la ética vivida y, en cualquier caso, de impedir su correcta valoración. En el ámbito social, jurídico, cultural, político y económico, es decir, en los contextos más expuestos a dicho peligro, se afirma fácilmente su irrelevancia para interpretar y orientar las responsabilidades morales”.