Un nutrido número de fieles y peregrinos se dio cita en la plaza central de la ciudad de Castel Gandolfo frente al Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en su introducción reflexionó sobre la Solemnidad de la Asunción de María, que la Iglesia celebra hoy, bajo cuya protección encuentra refugio toda la humanidad.
Asunción al Cielo de la Madre de Dios celebramos el pasaje de la condición terrena a la beatitud celeste de Quien ha generado en la carne y acogido en la fe al Señor de la Vida”, dijo el Santo Padre.
Seguidamente hizo notar que la “veneración a la Virgen María acompaña desde los inicios el camino de la Iglesia y ya desde el IV siglo surgen fiestas marianas: en algunas se exalta el rol de la Virgen en la historia de la salvación, en otras son celebrados los momentos principales de su existencia terrena”.