En estos “tiempos tan duros” urge más que nunca la santidad sacerdotal, afirma Cardenal

En estos “tiempos tan duros” urge más que nunca la santidad sacerdotal, afirma Cardenal
Sacerdotes. Foto referencial ACI Prensa

El Arzobispo de Valencia en España, Cardenal Antonio Cañizares, afirmó que en estos "tiempos duros" urge más que nunca la santidad a la que está llamado todo sacerdote en la Iglesia Católica.

Así lo indicó el Purpurado español en su carta semanal publicada el 18 de junio, en la que resalta que "no cabe una vida mediocre en el sacerdote. Nunca debería caber y menos en los momentos actuales en que es tan necesario mostrar la identidad de lo que somos y así dar razón de la esperanza que nos anima".

"El sacerdote tiene que ser como Cristo. Tiene que ser santo. La santidad sacerdotal no es un imperativo exterior, es la exigencia de lo que somos", subrayó.

"No tengo más remedio; tengo que ser santo. Y una santidad que tiene que ser específica en mí: santidad sacerdotal. Santidad a ultranza. Santidad que evangeliza, evangelización que es santidad. Una y otra inseparables", resaltó.

El Arzobispo de Valencia alentó: "En estos tiempos tan duros, santidad sacerdotal más que nunca. No para hacer, sino para ser. Ser santo evangeliza, ser santo es vivir la misma vida de Cristo, primero y supremo evangelizador y evangelio".

"Como nos decía el santo Arzobispo que me ordenó sacerdote, el Siervo de Dios D. José María García Lahiguera: 'Hay que ser santos. Grandes santos. Pronto santos. Ser santos, porque Dios lo quiere'".

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El Cardenal Cañizares contó luego que el día de su ordenación sacerdotal en Sinarcas, el Siervo de Dios lo cuestionaba así: "Antonio, vas a ser ordenado para ser sacerdote santo; si no vas a ser santo, ¿para qué quieres ser sacerdote? Aún estás a tiempo". "Con la ayuda del Señor puedes llegar a ser santo".

El Purpurado español sentenció que "sin la santidad sacerdotal, todo se viene abajo". "Y la verdad es que no deberíamos perder ocasión para este animarnos y estimularnos fraternalmente a esta santidad", agregó.

Como María, que con su fiat (hágase) se da toda a Dios, los sacerdotes deben vivir "consagrados a la santidad sacerdotal; apóstoles de la santidad, singularmente de la santidad sacerdotal, en unos momentos, además, en que apremia y urge la vocación universal a la santidad", concluyó el Cardenal.

Puede leer la carta completa AQUÍ.

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