En uno de los momentos más emotivos de su viaje a Polonia, el Papa Benedicto XVI visitó en Wadowice la casa donde nació el Siervo de Dios Juan Pablo II y tuvo un encuentro con los fieles en la Plaza Rynek, ante quienes confesó que ha rezado para que su antecesor pronto sea elevado a los altares.
Al iniciar su discurso, el Santo Padre afirmó que “he querido detenerme justamente aquí, en Wadowice, en los lugares donde la fe ha despertado y madurado, para rezar junto con vosotros para que (Juan Pablo II) sea prontamente elevado a la gloria de los altares”.
Refiriéndose a “la coherencia de su fe, la radicalidad de su vida cristiana y el deseo de la santidad que manifestó continuamente”, Benedicto XVI citó unas palabras del difunto Pontífice en las que hablando de la fuente bautismal de Wadowice afirma: “En esta fuente bautismal, el 20 de junio de 1920 me fue concedida la gracia de ser hijo de Dios, y de recibir la fe en mi Redentor y fui acogido en la comunidad de su Iglesia”.