En su primera carta tras el anuncio del reinicio de las acciones violentas por parte de la banda criminal vasca Euzkadi ta Askatasuna (ETA), el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, asegura que una sociedad que quiera ser libre y justa "no puede reconocer de ningún modo a una organización terrorista como representante legítimo" de ésta, "ni tenerla como interlocutora".
En su misiva "La inmoralidad del terrorismo", el Prelado señala que "la lucha contra el terrorismo es un reto moral de toda la sociedad, y especialmente de sus representantes políticos" y advierte también que "el final del terrorismo será consecuencia de su aislamiento y su derrota" y que sin estas condiciones "el fin del terrorismo es sólo aparente y engañoso".
Sobre los intentos de "posibles acercamientos a los terroristas", el Arzobispo recuerda que "hay un principio moral que no se puede rebasar: una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer de ningún modo a una organización terrorista como representante legítimo de sector alguno de la población, ni tenerla como interlocutora".