El Salvador: Dedican Misas de la Divina Misericordia a sacerdote asesinado en Jueves Santo

Los obispos de la Conferencia Episcopal de El Salvador ofrecieron las Misas del 8 de abril, domingo de la Divina Misericordia, por el descanso del P. Walter Osmir Vásquez Jiménez, asesinado el pasado Jueves Santo.

El sacerdote fue asesinado a balazos la tarde del 29 de marzo, Jueves Santo, en el cantón Las Ventas, en el municipio de Lolotique (El Salvador), cuando se dirigía a celebrar la Misa.

El P. Vásquez tenía 36 años y ese día había cumplido ocho años de sacerdote, aniversario que celebró con una familia amiga. Sin embargo, "cuando se conducía a bordo de un vehículo a oficiar una Misa en un lugar conocido como La Casona", fue interceptado y asesinado.

El diario ElSalvador.com señala que a 10 días del crimen, en la Diócesis de Santiago de María, a la que pertenecía, aún no reciben información sobre las investigaciones.

"Estamos agradecidos con Dios por habérnoslo dado como sacerdote. Sabemos que es un momento difícil, pero estamos llamados a ver con los ojos de la fe para comprender el significado que tiene", dijo Mons. William Ernesto Iraheta, Obispo de Santiago de María.

"Nuestro deseo es que se investigue, que se llegue a los responsables y que se haga justicia por el mismo P. Walter. El día del sacerdocio sucedió esto y no hay nada tan grande como ser llamados a la presencia del Señor haciendo lo que estamos llamados a hacer", dijo el Prelado.

Mons. Iraheta hizo votos para que "termine la impunidad" y para que los violentos entiendan que "no es ese el camino".

El Obispo alentó a no tener miedo y resaltó que "el pastor tiene que estar con su gente, esa es la regla, y por eso tenemos que pensar en el evangelio de hoy. El Señor no nos libra de la muerte física, sino que nos salva y nos libera a través de ella. Sé que no es fácil de entender, pero ellos (los párrocos) saben y conocen sus lugares, conocen sus territorios y así se mueven buscando llevar la Palabra".

De otro lado, Carlos Guevara, uno de los amigos con quienes el P. Vásqiez compartió sus últimas horas, dijo a ElSalvador.com que "para nosotros fue una bendición haberlo tenido acá en la intimidad de nuestro hogar. Era un hijo de Dios y no solo eso, era un buen amigo y ser humano".

Ese Jueves Santo el sacerdote lo inició con el rezo del Rosario, acompañado de los fieles de la zona, luego participó en la Misa Crismal donde renovó sus promesas sacerdotales y también almorzó con la familia Guevara por su aniversario de ordenación.