En la audiencia general de este miércoles y meditando sobre la oración de Jesús en la Última Cena antes de morir en la cruz, el Papa Benedicto XVI exhortó a que, a ejemplo de Cristo, las cruces y las dificultades propias de la vida se conviertan para cada uno en sacrificios de amor a Dios y los hermanos.
En el Aula Pablo VI y ante unos 4 mil fieles presentes llegados de distintas partes del mundo, el Santo Padre recordó que en la Última Cena el Señor se despide de sus amigos ante la inminencia de su muerte, que siente ya muy cerca. Además esos días estaban marcados por la Pascua judía.
"La Última Cena se inserta en este contexto, con una novedad: Jesús quiere vivirla con sus discípulos de una forma completamente diversa y especial; es su Cena y en ella da algo totalmente nuevo: Se entrega a sí mismo. De esta forma celebra su Pascua, anticipa su Cruz y su Resurrección".