28 de noviembre de 2006 / 12:25 PM
Al terminar la primera jornada de su viaje pastoral a Turquía, el Papa Benedicto XVI se reunió con el Cuerpo Diplomático acreditado en el país, aseguró que ha llegado al país como un “apóstol del diálogo y de la paz”, renovó su llamado por la paz mundial y reiteró que las religiones debe rechazar siempre la violencia.
El Pontífice aseguró que “las autoridades civiles de todo país democrático están obligadas a garantizar la libertad eficaz de todos los creyentes y permitirles organizar libremente la vida de sus comunidades religiosas. Naturalmente es mi esperanza que los creyentes, que pertenezcan a cualquier comunidad religiosa, sigan beneficiándose de estos derechos, puesto que estoy seguro que la libertad religiosa es una expresión fundamental de la libertad humana y la presencia activa de las religiones en la sociedad es una fuente de progreso y enriquecimiento para todos”.
“Esto implica, por supuesto, que las religiones no intenten ejercer poder político directo, ya que ése no es su territorio, y también implica que rechacen completamente el recurso a la violencia como expresión legítima de la religión. En este asunto, aprecio el trabajo de la comunidad católica en Turquía, pequeña en número pero profundamente comprometida en contribuir en todo lo que pueda al desarrollo del país, educando notablemente los jóvenes, y construyendo la paz y armonía entre todos los ciudadanos”, indicó.