Tras celebrar la Misa por la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, el Papa Benedicto XVI rezó el Ángelus desde el balcón del Palacio Apostólico de Castelgandolfo y en sus palabras introductorias dijo que el peregrinar terreno de todo ser humano debe tener como fin el Paraíso.
Antes de iniciar la oración mariana, el Santo Padre afirmó que la “liturgia nos llama hoy a esta consoladora verdad de fe: En el cielo apareció un signo grandioso: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.
“En esta mujer deslumbrante de luz –continuó el Pontífice– los Padres de la Iglesia han reconocido a María. En su triunfo el pueblo cristiano peregrino en la historia ve la realización de sus esperas y el signo cierto de su esperanza”.