"Esta historia se repite hasta hoy, y hoy en la Iglesia hay más mártires cristianos que en los primeros tiempos. Hoy hay cristianos que son asesinados, torturados, encarcelados, degollados porque no reniegan de Jesucristo".
El P. Jacques Hamel "fue degollado en la cruz, exactamente mientras celebraba el sacrificio de la cruz de Cristo. "Este hombre bueno, manso, de hermandad, que siempre buscaba la paz, fue asesinado como si fuese un criminal. Este es el hijo satánico de la persecución. Pero hay algo, en este hombre que ha aceptado su martirio ahí, con el martirio de Cristo, en el altar, hay algo que me hace pensar mucho: en medio del momento difícil que estaba viviendo, en medio de esta tragedia que él veía venir, un hombre manso, un hombre bueno, un hombre que hacía hermandad, que quería la paz, no ha perdido la lucidez de acusar y decir claramente el nombre del asesino, y ha dicho claramente: '¡Apártate satanás!'".
"Y que este ejemplo de coraje, pero también el martirio de su propia vida, de vaciarse de sí mismo para ayudar a los otros, de hacer hermandad entre los hombres, nos ayude a nosotros a avanzar sin miedo. Que él desde el cielo –porque tenemos que rezarle, ¡es un mártir!, y los mártires son beatos, tenemos que rezarle– nos de mansedumbre, la hermandad, la paz y también el coraje de decir la verdad: matar en nombre de Dios es satánico".