El Papa Juan Pablo II recibió el lunes por la mañana de roma en el Aula Pablo VI a los miles de peregrinos que ayer participaron en la beatificación de los Siervos de Dios Pierre Vigne, Joseph-Marie Cassant, Anna Katharina Emmerick, María Ludovica De Angelis y Carlos de Austria.
Hablando sobre el mensaje y la espiritualidad de los nuevos beatos, el Pontífice dijo que Pierre Vigne y Joseph-Marie Cassant “contemplaron durante mucho tiempo el misterio de la Eucaristía en el silencio de la oración”, y pidió que su ejemplo e intercesión “ayuden a las comunidades cristianas de hoy a poner la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia, en el centro de su vida. ¡Que suscite el impulso misionero del que tiene necesidad el mundo para escuchar la Buena Nueva!”.
El Santo Padre recordó luego que la vida de la madre de Angelis, vinculada íntimamente a la Argentina, “estuvo consagrada a la gloria de Dios y al servicio a los hermanos”. Trabajó muchos años en el hospital de niños de La Plata, Argentina. “Su vida fue un continuo camino hacia la santidad, presentándose a nuestra consideración como intercesora y testimonio de caridad”.