Además, el Santo Padre recordó que es necesaria una "nueva solidaridad universal" al recordar la Agenda de las Naciones Unidas de 2030 en la que "diferentes tradiciones religiosas, incluida la Católica, han abrazado los objetivos del desarrollo sostenible porque son el resultado de procesos participativos globales que, por un lado, reflejan los valores de las personas y, por el otro, se sustentan en una visión integral del desarrollo".
De este modo, destacó también que San Pablo VI explicó en la Encíclica 'Populorum progressio' que "hablar de desarrollo humano significa referirse a todas las personas, no solo a unas pocas, y a toda la persona humana, no solo a la dimensión material". Por lo tanto, Francisco animó a ofrecer "modelos viables de integración social y de conversión ecológica, porque no podemos desarrollarnos como seres humanos fomentando la desigualdad y la degradación del medio ambiente".
"En el caso de las personas religiosas, necesitamos abrir los tesoros de nuestras mejores tradiciones para un diálogo verdadero y respetuoso sobre la manera de construir el futuro de nuestro planeta. Los relatos religiosos, aunque antiguos, están normalmente llenos de simbolismo y contienen una convicción actual: que todo está relacionado, y que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás", afirmó el Papa Francisco.