11 de septiembre de 2010 / 10:34 AM
El Papa Benedicto XVI recordó a los obispos que “el testimonio de la propia vida es condición esencial para la eficacia profunda de la predicación” y les pidió proclamar la verdad cristiana convencidos de que ésta “responde a la necesidad profunda de la existencia humana”.
“La vida del Obispo debe ser una oblación continua a Dios por la salvación de su Iglesia y, en especial, por la salvación de las almas que le han sido confiadas. Esta oblación pastoral constituye también la verdadera dignidad del Obispo: que deriva del ser siervo de todos, hasta dar la propia vida”, afirmó el Pontífice al recibir esta mañana en Castelgandolfo a un grupo de nuevos obispos.
“El episcopado, en efecto – al igual que el presbiterado – nunca se debe malinterpretar siguiendo categorías mundanas. Es servicio de amor. El Obispo está llamado a servir a la Iglesia con el estilo del Dios hecho hombre, siendo cada vez más plenamente siervo del Señor y siervo de la humanidad. Es sobre todo servidor y ministro de la Palabra de Dios”, agregó.