1 de junio de 2009 / 10:08 AM
El Papa Benedicto XVI presidió ayer la Misa por la solemnidad de Pentecostés en la Basílica de San Pedro. En su homilía pidió a los fieles buscar el aire puro que necesitan ante la “contaminación del corazón y del espíritu que envenena la vida espiritual".
El Papa habló de los signos de Pentecostés, que rememora la llegada del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles en el Cenáculo de Jerusalén en forma de "viento impetuoso" y "lenguas de fuego".
Benedicto XVI afirmó que "el Espíritu Santo supone, para la vida espiritual, lo mismo que el aire para la vida biológica, y del mismo modo que existe una contaminación atmosférica que envenena el ambiente y los seres vivos, existe una contaminación del corazón y del espíritu que envenena la vida espiritual".