31 de enero de 2006 / 09:52 AM
En su primer mensaje para la Cuaresma, el Papa Benedicto XVI retomó las ideas centrales de la Encíclica del Papa Pablo VI Populorum Progressio, para destacar la importancia de promover una verdadero desarrollo humano basado en la conversión.
“La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza”, explica el Pontífice al iniciar su carta, que lleva como título la cita evangélica: “Al ver Jesús a las gentes se compadecía de ellas” (Mt 9,36).
El Santo Padre señala que desea abordar el tema del desarrollo humano, porque “hoy el Señor escucha también el grito de las multitudes hambrientas de alegría, de paz y de amor. Como en todas las épocas, se sienten abandonadas. Sin embargo, en la desolación de la miseria, de la soledad, de la violencia y del hambre, que afectan sin distinción a ancianos, adultos y niños, Dios no permite que predomine la oscuridad del horror”.