Este medio día miles de fieles y peregrinos se dieron cita en la Piazza del Duomo de Bressanone para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien introduciendo la oración mariana recordó que la verdadera renovación de todo ser humano se da plenamente en la relación con Dios.
Tras anunciar que el lunes dejará la pequeña ciudad de Bressanone para dirigirse a Castelgandolfo, el Santo Padre manifestó su “gratitud al Señor que me ha concedido este descanso, renovador tanto para el físico como para el espíritu” y agradeció también a todos aquellos que “se han hecho instrumentos laboriosos de la Providencia divina”.
El Pontífice describió su descanso como “lo mejor que corresponde a un ministro de Dios” y citó algunas características: “dedicándome a la oración, a la lectura y a la meditación, sin la premura de las cotidianas urgencias pastorales… que ciertamente no he olvidado sino, por así decir, he filtrado mediante un sano desapego que ayuda a restablecer las justas proporciones: reconocer que el Señor es Dios y nosotros somos solamente sus humildes colaboradores por el servicio de la Iglesia y por el bien de la humanidad”.