En la Audiencia General de este miércoles 9 de febrero, el Papa Francisco recordó que el próximo viernes 11 se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, en el día de la Virgen de Lourdes.  

En esta línea, el Papa quiso hacer una mención especial a los seres queridos enfermos "para que a todos se les aseguren los cuidados sanitarios y el acompañamiento espiritual".  

"Rezamos por estos hermanos y hermanas nuestros, por los trabajadores sanitarios y pastorales, y por todos aquellos que les cuidan", dijo el Papa en el Aula Pablo VI.  

Esta jornada, instituida hace treinta años por San Juan Pablo II para sensibilizar sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a sus cuidadores, se celebra el día de la Virgen de Lourdes.  

Tras la síntesis de la catequesis de este miércoles, el Papa animó a todos los fieles a "imitar a la Virgen Santa en su plena disponibilidad a la voluntad divina".  

"Que su ejemplo y su intercesión sean un estímulo para fortalecer su testimonio del Evangelio", pidió.  

30º Jornada Mundial del Enfermo  

Con motivo de esta celebración, el Santo Padre dijo a través de un mensaje publicado por la Santa Sede que "todavía queda mucho camino por recorrer para garantizar a todas las personas enfermas, principalmente en los lugares y en las situaciones de mayor pobreza y exclusión, la atención sanitaria que necesitan, así como el acompañamiento pastoral para que puedan vivir el tiempo de la enfermedad unidos a Cristo crucificado y resucitado".   

"Sean misericordiosos así como el Padre de ustedes es misericordioso", es el tema elegido para esta trigésima jornada. Una frase que, según el Papa Francisco, "nos hace volver la mirada hacia Dios, que siempre mira a sus hijos con amor de padre, incluso cuando estos se alejan de Él".   

"De hecho, la misericordia es el nombre de Dios por excelencia, que manifiesta su naturaleza, no como un sentimiento ocasional, sino como fuerza presente en todo lo que Él realiza. Es fuerza y ternura a la vez. Por eso, podemos afirmar con asombro y gratitud que la misericordia de Dios tiene en sí misma tanto la dimensión de la paternidad como la de la maternidad, porque Él nos cuida con la fuerza de un padre y con la ternura de una madre, siempre dispuesto a darnos nueva vida en el Espíritu Santo", explicó el Santo Padre.