El Padre Gaetano Greco concelebró ayer la Misa de Jueves Santo con el Papa Francisco en el reclusorio para menores de Casal de Marmo, Roma, y asegura que causó un gran impacto a los presos al lavarles los pies y pedirles que rezasen por él.

Después de celebrar la Misa, el Papa compartió un saludo especial con los jóvenes, a quienes preguntó su nombre uno por uno y les pidió que rezaran por él.

"Los muchachos lo miraban sorprendidos a los ojos y le decían, pero Padre, ¡es usted quien debe rezar por mí!, ¡Yo le prometo rezar por usted, pero usted tiene que rezar por mí!'", explicó el Padre Greco en una entrevista concedida a ACI Prensa el 29 de marzo.

Un joven musulmán alzó la voz y preguntó al Papa ¿Por qué hace esto?

Un emotivo momento en el encuentro del Papa con los menores llegó cuando un joven musulmán alzó la voz y preguntó al Papa antes de irse: "¿Pero por qué decidió venir entre nosotros, porqué hace esto?". El Papa respondió "entre los lugares diferentes donde celebrar esta Misa, inmediatamente el corazón me dijo que tenía que venir a esta cárcel".

El joven insistió, "Sí, pero ¿por qué?", y el le dijo: "Por que he sentido una emoción en mi corazón y las emociones del corazón no se pueden explicar'". En ese momento, muchos comenzaron a llorar de la emoción.

El Papa tocó el corazón de los jóvenes presos

El P. Greco expresó que el mensaje más fuerte del Papa para los jóvenes fue su presencia allá. "Ellos no creían. Decían 'no, el Papa no vendrá, de nosotros no se acuerda nadie una vez que estamos aquí', y ver en cambio que el Papa estaba con ellos fue un gran impacto, y le puedo afirmar que muchos de ellos se han emocionado, y hasta alguno lloró".

Según el Padre Greco, lo que más impactó a los muchachos fue el lavatorio de pies, verlo de rodillas a tierra desnuda ante cada uno de ellos, lavarles, y después recibir el beso en los pies, "eso es la cosa que más ha impresionado a los muchachos".

"También la fatiga, porque por la edad, por el peso, veían que al Papa le costaba levantarse, y eso hacía a los muchachos emocionarse muchísimos. Porque ellos a veces, hacen cosas absurdas e increíbles, pero después también tienen una sensibilidad extraordinaria", dijo.

"Me ha impresionado la atención que la han puesto los chicos. Al terminar todo, me han dicho, Padre, mereció la pena vivir esto, así que fue para mí una gracia. Al final todos estuvieron presentes de manera libre y se podía tocar con mano la emoción".

El Papa devolvió a los jóvenes presos la esperanza que les robaron los adultos

El P. Greco asegura que el Papa devolvió a los jóvenes presos la esperanza que les robaron otros adultos.

"El Papa ha repetido muchas veces 'no os dejéis robar la esperanza'. Pero entre los jóvenes hay muchos que los adultos les han robado la esperanza, y el Papa ha hecho bien en venir aquí y restituir en ellos esa experiencia robada por los adultos", explicó el Padre Greco.

"Yo creo que si la Iglesia y el mundo son una familia donde hay pequeños y grandes enfermos, hay que moverse hacia los más débiles para que todos puedan vivir la esperanza. Y el Papa se ha movido hacia los más débiles, los más frágiles, y ¡era ese grupo de muchachos que estaban ahí! ¡Ha venido a restituir lo que les pertenecía!", expresó emocionado.

El P. Greco es el capellán de la parroquia de la cárcel donde el Papa fue el pasado jueves para lavar los pies a doce jóvenes detenidos. Tiene 66 años y dedicó su vida a convivir con los presos. Precisamente, ese es el carisma del instituto religioso al que pertenece: los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores.

"Nuestra misión es la reeducación de los jóvenes y por tanto trabajamos con jóvenes que se encuentran en dificultad, y especialmente de tipo penal y judicial", expone.

El P. Greco explicó algunos detalles de la Misa con el Papa. Nadie aparte de él, los jóvenes y los trabajadores de Casal de Marmo, pudieron vivir ese momento.

El Vaticano no retransmitió la Misa, que "fue de una sencillez única... La intención del Papa era estar en oración y pasar un momento  con los muchachos de la cárcel. No con gente que no tienen nada que ver con este mundo".

"La homilía del Santo Padre –prosiguió el sacerdote-, fue muy breve pero muy incisiva, hablaba del servicio, de la Eucaristía y el sacerdocio. Y fue un gran gesto, porque siendo él el primer pastor de la Iglesia, se fue a presentar a quienes tenían necesidad de él. El pastor entre sus ovejas descarriadas, viene para compartir con ellos un día tan importante de la Semana Santa".

La caridad, el cariño, y el amor, purifican más el alma que la prisión

"Estos jóvenes son victimas de una sociedad que no se preocupa lo suficiente de las dificultades que viven estos muchachos. Lo que emocionó ayer a los muchachos, si fuera algo que se siente todos los días, al llegar de la escuela, al ver a la familia, no habría falta tener una prisión para muchachos", lamentó el sacerdote.

Para P. Greco "es absurdo que todavía hoy tengamos que meter en una prisión a los muchachos cuando todos sabemos que una prisión aparte de dar algunos momentos de reflexión, no son el lugar para que un joven pueda crecer y vivir. Un joven tiene que vivir en libertad, porque solo la libertad construye el hombre y da fuerza a lo que será su vida".

"La cárcel será un recuerdo que recordarán con sufrimiento, y ellos ya pasaron por numerosos sufrimientos. El hecho de haber dejado la familia, el hecho de haberse girado el mundo sin encontrar la felicidad, el dinero que pensaban que tendrían, ser traicionado por los amigos, abandonados por la familia. Entonces creo que tienen el derecho de tener la máxima atención".

La mayoría de los jóvenes de ayer eran católicos y de religión musulmana. También había ortodoxos, y, entre los jóvenes a los que el Papa lavó los pies había un ecuatoriano, cuyo nombre no se ha difundido por motivos legales.

Respecto al Papa Francisco, el sacerdote anima a todos a rezar "para que el Señor nos lo mantenga por mucho tiempo, que esté bien, y que continúe en ese donarse totalmente a la humanidad y al hombre".

La entrevista con P. Greco fue realizada en la casa Borgo Amigo, donde junto a su instituto religioso, da alternativa a estos jóvenes problemáticos y los acoge con medidas diversas a la cárcel. La mayoría de ellos están en dificultad o sin compañía alguna, y  como muchos extranjeros que llegan a Italia y no tienen familia.

Además, el Padre Greco trabaja duro junto a algunos voluntarios en la cárcel de Casal de Marmo, y espera devolverle la esperanza a estos jóvenes en dificultad, para que se proyecten de manera positiva hacia el futuro.

Antes de ser elegido Papa, el entonces Cardenal Bergoglio ya solía celebrar la Misa de Jueves Santo en Buenos Aires, Argentina, en cárceles o lugares donde compartir el sufrimiento de los más necesitados.