Los 83 Obispos de la Conferencia Episcopal Española (CEE) realizarán del 24 de febrero al 8 de marzo la visita ad limina apostolorum; y de acuerdo al programa, serán recibidos por el Papa Francisco primero en dos turnos y posteriormente de manera el conjunta el 3 de marzo.

El primer grupo estará en Roma del 24 de febrero al 3 de marzo. Está compuesto por 44 Prelados pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Burgos, Pamplona, Zaragoza, Madrid, Toledo, Mérida-Badajoz, Valencia, Valladolid y el Arzobispo Castrense de España.

Del 3 al 8 de marzo serán 39 obispos los que se encuentren con el Papa, pertenecientes a las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona, Granada, Santiago de Compostela, Oviedo y Sevilla.

El lunes 3 de marzo tendrá lugar la Audiencia con el Santo Padre de toda la Conferencia Episcopal Española. Está previsto que el Papa les dirija unas palabras, así como también un discurso del Presidente de la CEE, el Cardenal Antonio María Rouco Varela.

Durante la visita, los obispos se encontrarán también con los responsables de los distintos dicasterios de la Curia Romana.

Según informa la Oficina de Prensa de la CEE, la última visita ad limina tuvo lugar del 17 de enero al 6 de marzo de 2005. Pero no pudo completarse, debido al empeoramiento de la salud del Papa Juan Pablo II.

Durante su pontificado, Benedicto XVI viajó tres veces a España. En 2006, por el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia. Posteriormente viajó en 2010 a Barcelona y Santiago de Compostela; y en 2011 a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Sin embargo, durante su pontificado no se realizó ninguna visita ad limina de los obispos españoles.

Los orígenes históricos de estas visitas a la Sede de Pedro se remontan al siglo IV, aunque fue en 1585 cuando el Papa Sixto V la institucionalizó y la dispuso de modo sistemático.

Este tipo de encuentros se recoge en los cánones 399 y 400 del Código de Derecho Canónico. Según esta legislación de la Iglesia, los obispos diocesanos deben visitar las tumbas de los Apóstoles, encontrarse con el Sucesor de Pedro y presentar un informe o relación de sus respectivas diócesis cada cinco años, aproximadamente.

Con la visita se visibiliza y pretende la unidad y la comunión de los obispos con el Sucesor de San Pedro y de las iglesias locales con la Iglesia primada de Roma. De este modo, la visita ad limina es una ocasión para la comunión eclesial, la colegialidad episcopal y la caridad fraterna entre los pastores y el Papa.