Los jóvenes le pidieron que les diera un ejemplo concreto: "Lo diré… lo escribí en un libro, está publicado. Fui nombrado superior cuando era muy joven, tenía 36 años, y cometí muchos errores con el autoritarismo. Después aprendí que hay que dialogar, ver qué están pensando los demás. Pero no he aprendido totalmente… todavía me equivoco".
También le preguntaron si tiene miedo de algo, a lo que contestó: "¡De mí mismo". Siempre sonriente, les dijo: "En el Evangelio, Jesús repite muchas veces '¡No tengan miedo!'. Lo dice muchas veces, porque sabe que el miedo es algo normal: tenemos miedo de los desafíos de la vida, miedo frente a Dios. Todos tenemos miedo, todos, no hay que preocuparse por tener miedo, pero sí tratar de aclarar la situación. Hay un miedo malo y un miedo bueno: este último es la prudencia. El miedo malo te nubla, no te deja actuar, y de este nos tenemos que alejar".
El joven que filmó la entrevista preguntó al Papa si es feliz. Francisco le regaló otra sonrisa y le respondió: "Absolutamente. Soy completamente feliz. Tengo una cierta paz interior, una paz grande. Es una felicidad que viene con la edad y también con un camino. En mi vida, e incluso ahora, he tenido siempre problemas, pero esta felicidad no se va con los problemas".
La última pregunta de los jóvenes belgas fue "¿Tiene algo que preguntarnos?". Y él les dijo: "No es una pregunta original, la tomo del Evangelio, pero creo que después de haberles escuchado es la pregunta adecuada en este momento: ¿Dónde está tu tesoro, en dónde descansa tu corazón? ¿Sobre cuál tesoro descansa tu corazón? Porque en donde está tu tesoro está tu vida. El corazón se apega al tesoro: puede ser el dinero o el orgullo, o la bondad, la belleza, el deseo de hacer el bien. Deben responderse a ustedes mismos, solos, en su casa. Gracias".