Luego de su meditación en la Basílica de Santa María de los Ángeles en Asís y modificando el programa preparado, el Papa Francisco confesó a algunos fieles en el lugar, para resaltar la importancia y la urgencia del perdón de Dios para todos.
Al concluir su meditación en este importante templo, el Santo Padre sorprendió a los presentes y dijo: "invito a los frailes, a los obispos a ir al confesionario. Yo también iré, para estar a disposición del perdón. Hará bien recibirlo hoy, aquí, juntos".
El Papa dijo a los presentes que "el Señor nos dé la gracia de decir esa palabra que el Padre no nos deja terminar: esa que ha dicho el hijo pródigo, 'padre he pecado con…' y le ha tapado la boca. Lo ha abrazado. Nosotros comenzamos a decirle y Él nos tapará la boca y nos abrazará".