Tras la celebración de la Misa que celebró en la Delegación Apostólica en Jerusalén, el Papa Benedicto XVI se dirigió al Patriarcado greco-ortodoxo de esta ciudad en donde exhortó a trabajar para perfeccionar la comunión entre los cristianos.
En su discurso a los representantes de las comunidades cristianas de Tierra Santa, Benedicto XVI pidió que el encuentro de hoy "dé un nuevo impulso a los trabajos de la Comisión Internacional Conjunta para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias ortodoxas, y se sume a los recientes frutos de documentos de estudio y de otras iniciativas conjuntas".
Tras poner de relieve que al morir en la Cruz, "Jesús reveló la plenitud de su deseo de atraer a todas las personas a sí, recogiendo a todos juntos en unidad", el Papa afirmó que "en aquel anhelo, mediante la redención que une, está nuestra misión. Por eso, no sorprende que precisamente en presencia de nuestro ardiente deseo de llevar a Cristo a los demás, de transmitir su mensaje de reconciliación, experimentemos la vergüenza de nuestra división".