Al referirse a las recientes elecciones realizadas en varios países de la región, Benedicto XVI subrayó que la democracia “está llamada a tener en cuenta las aspiraciones del conjunto de los ciudadanos, a promover el desarrollo en el respeto de todos los miembros de la sociedad, según los principios de la solidaridad, de la subsidiariedad y de la justicia”.
Sin embargo, el Papa advirtió que “conviene ponerse en guardia frente al riesgo de un ejercicio de la democracia que se transforme en dictadura del relativismo, proponiendo modelos antropológicos incompatibles con la naturaleza y la dignidad del hombre”.
“Mi atención –continuó– se dirige muy especialmente hacia algunos países, en particular Colombia, donde el largo conflicto interno ha provocado una crisis humanitaria, sobre todo por lo que se refiere a las personas desplazadas. Se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para pacificar el país, para devolver las personas secuestradas a sus familias, para volver a dar seguridad y una vida normal a millones de personas”.
“Nuestra mirada se dirige a Cuba”, siguió el Santo Padre. “Con el deseo de que cada uno de sus habitantes pueda realizar sus aspiraciones legítimas en favor del bien común, permitidme que retome la llamada de mi venerado Predecesor: ‘Que Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba’. La apertura recíproca con los demás países redundará en beneficio de todos”.