22 de septiembre de 2011 / 01:02 PM
Ante un Estadio Olímpico totalmente lleno -con una capacidad para 75 mil personas- y en medio de un ambiente de fiesta, el Papa Benedicto XVI alentó a los católicos a permanecer siempre unidos a Cristo en la Iglesia, que es "el don más bello que Dios ha regalado a los hombres", para dar alegría y amor al mundo.
Al comenzar la Misa bajo la lluvia, los miles de asistentes incluidas las autoridades políticas alemanas, entonaron el canto inicial que acompañó el procesional de entrada.
Seguidamente el Arzobispo de Berlín, Mons Rainer Woelki dijo al Papa: "Bienvenido a Berlín, bienvenido a Alemania", frase que fue celebrada por una gran ovación.