Dos días después, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pidió "la liberación de todos los detenidos, el respeto de los derechos humanos evitando el uso de la violencia y el restablecimiento del proceso democrático".
Durante estas semanas se han registrado enfrentamientos sangrientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que protestan por el golpe de Estado militar. Desde el inicio de la crisis han fallecido más de 500 personas, incluidos 44 niños.
Por su parte, la Conferencia Episcopal de Myanmar realizó "un llamado a los fieles a participar en una jornada de oración por la paz" y añadió que "los obispos en sus homilías han continuado llamando al diálogo, la no violencia y al retorno de la democracia".
Además, el presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Charles Maung Bo, dijo el 4 de febrero que "la democracia y la paz constituyen el único camino a seguir".