Aprovechando los días soleados y el clima templado de la región norte del Valle de Aosta, el Papa Juan Pablo II salió nuevamente de excursión hacia los bosques alpinos, pero antes se detuvo a saludar a una familia con cinco hijos.

Al ver a la joven familia, que lo había esperado el lunes en la llamada “curva del Papa”, el Pontífice hizo detener el automóvil utilitario en el que se desplaza, para departir con los padres y bendecir a los hijos en el  puesto de control de la zona.