Sobre este segundo concepto, el Papa Francisco recuerda la alabanza de Jesús a Dios porque ha revelado los misterios de su Reino a los pequeños. "¿Quiénes son estos pequeños que saben acoger los secretos de Dios?", se preguntó.
"Los pequeños son aquellos que tienen necesidad de los grandes, que no son autosuficientes, que no creen que se puedan bastar por sí mismos. Los pequeños son aquellos que tienen el corazón humilde y abierto, pobre y necesitado, que perciben la necesidad de rezar, de confiar y de dejarse acompañar".
De forma gráfica, explicó que "el corazón de estos pequeños es como una antena que capta la señal de Dios. Porque Dios busca el contacto con todos, mientras que el que se hace grande crea una enrome interferencia: cuando se está lleno de uno mismo, ya no queda lugar para Dios".
Por ese motivo, "Él se dirige a los pequeños, se revela a ellos, y la vía para encontrarlo es la de abajarse, de encogerse dentro, de reconocerse necesitado. El misterio de Jesús, como vemos en la Hostia en cada Misa, es el misterio de la pequeñez, del amor humilde, y sólo se puede captar haciéndose pequeño y frecuentando a los pequeños".