Al recibir hoy a los superiores y superioras generales de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a los consagrados y consagradas a renovar su fidelidad al Evangelio para “ser testigos de la presencia de Dios que transfigura un mundo cada vez más desorientado y confuso" y a redescubrir el valor y consecuencias de la castidad y la obediencia.
Tras resaltar que como superiores “estáis llamados a sostener y a guiar a vuestros hermanos y hermanas en una época difícil, marcada por múltiples insidias”, el Santo Padre destacó que “los consagrados y consagradas tienen hoy la tarea de ser testigos de la presencia de Dios que transfigura un mundo cada vez más desorientado y confuso".
Después de constatar que "la cultura secularizada ha penetrado en la mente y en el corazón de muchos consagrados, que la entienden como una forma de acceso a la modernidad y una modalidad de acercamiento al mundo contemporáneo", el Pontífice señaló que junto al "indudable empuje generoso, capaz de testimonio y de donación total, la vida consagrada conoce la insidia de la mediocridad, del aburguesamiento y de la mentalidad consumista".