En este sentido, Francisco recordó un asunto reciente que ocurrió en Argentina con algunos jóvenes jugadores de rugby que mataron a un compañero después de una noche de 'movida'. Un hecho que hace reflexionar sobre la educación de los jóvenes y añadió que se necesita "muchas veces una bofetada de la vida" para parar, para detener ese lento deslizamiento en el pecado. Es necesario que una persona como el profeta Natán, enviado por Dios a David, para hacerles ver su error.
"Pensemos un poco: ¿cuál es la atmósfera espiritual de mi vida? Tengo cuidado, ¿necesito siempre que alguien me diga la verdad? ¿o no? ¿creo que no? ¿Escucho la reprensión de algún amigo, del confesor, del esposo, de la esposa, de los hijos que me ayuda un poco? Mirando esta historia de David, del Santo Rey David, preguntémonos: si un santo ha podido caer así, tengamos cuidado, hermanos y hermanas, también nos puede pasar a nosotros. También, preguntémonos: ¿en qué ambiente vivo?", cuestionó el Papa.
Por ello, el Santo Padre rezó al final de su homilía para que "el Señor nos dé la gracia de enviarnos siempre un profeta, puede ser el vecino, el hijo, la madre, el padre, que nos abofeteé un poco cuando nos deslizamos en esta atmósfera donde parece que todo es lícito".