"Nadie le preguntó aquí quién era. Sabían que era el Señor", observó el Papa, porque tenían "una familiaridad cotidiana con el Señor". "Seguramente desayunaron juntos, el pez, el pan. Seguramente hablaron de muchas cosas con naturalidad. Esta familiaridad de los cristianos con el Señor siempre es comunitaria. Es íntima, es personal, pero es en comunidad".
"Esta es la familiaridad de los apóstoles: no gnóstica, no viralizada, no egoísta para cada uno de ellos, sino la familiaridad concreta en el pueblo, la familiaridad con el Señor en la vida cotidiana, la familiaridad cotidiana con los sacramentos en medio del pueblo de Dios. Ellos han hecho un camino de madurez en la familiaridad con el Señor. Aprendamos también nosotros a hacerlo", concluyó el Papa Francisco.
Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Juan 21:1-14
1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
3 Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
5 Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
6 El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.
10 Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
12 Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.
14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.