El segundo día del Papa Francisco en Birmania (conocida ahora como Myanmar), dio inicio con una reunión interreligiosa con representantes católicos, anglicanos, budistas, hinduistas y judíos a los que recordó que a pesar de las diferencias deben estar unidos para vivir en paz y pidió no dejarse llevar por las colonizaciones culturales.
Después de un día en la ciudad de Ragún y antes de dirigirse a Naipyidó, el Pontífice mantuvo este encuentro en el que agradeció su "generosidad" por acudir al mismo.
"En el momento en que ustedes hablaban me vino a la mente una oración. Una oración tomada del Libro de los Salmos: 'que hermoso es ver a los hermanos unidos'. Unidos no quiere decir iguales. La unidad no es uniformidad", dijo Francisco.