22 de enero de 2009 / 05:02 PM
Antes de nacer al pequeño Samuel Mann le diagnosticaron un síndrome extraño que causaría su pronta muerte. Sus padres, Ralph y Evelyn, se opusieron a abortarlo y todos los días celebran esta decisión: Sam cumplió tres años llenando de dicha este hogar a pesar de todos los pronósticos médicos.
CatholicNewsAgency.com conversó con Evelyn Mann desde su hogar en Tampa Bay, Florida. "Sam está lleno de vida. Sonríe y ríe y tiene una forma de comunicarse sin palabras, porque aún no habla", sostiene la madre.
Cuando Evelyn llevaba 20 semanas de embarazo, los médicos detectaron que su hijo padecía enanismo tanatofórico, un síndrome que causa la muerte del bebé poco tiempo después del nacimiento o incluso antes del parto. Aunque les sugirieron abortarlo y hasta no asistir al niño si nacía vivo para acelerar su muerte, los Mann protegieron la vida de su hijo como su tesoro más valioso.