Proclamar el esplendor del amor de Dios
La tercera parte de la carta pastoral se titula "Proclamando el esplendor del amor de Dios", y en ella el Arzobispo recuerda que "cada católico está llamado a compartir la verdad liberadora del plan de Dios para la sexualidad, sin importar su estado de vida o profesión", ya que "el mundo y las familias necesitan ese testimonio".
"Debemos estar preparados para explicar la importancia de la enseñanza de la Iglesia cuando escuchamos objeciones y preguntas. Los cristianos están llamados también a pronunciarse contra la ideología de género que se ha extendido por toda nuestra nación" y el mundo entero.
Mons. Aquila refiere que "presentar a la gente la enseñanza de Jesús no es un enfrentamiento sino un acto de amor que les ayuda a encontrar la verdadera felicidad. Los católicos disponemos de muchos modos de compartir la Buena Nueva en nuestra vida de familia y lugares de trabajo".
El Prelado anima a los padres a ser los primeros educadores de los hijos y, en ese sentido, "ayudarles a alcanzar una comprensión madura de la sexualidad y de la vida familiar".
"Padres, la relación entre ustedes enseña mucho a sus hijos sobre el amor de Dios y les forma en su comprensión de la familia cristiana. Sus hijos aprenderán de ustedes la realidad del matrimonio como un don total de amor al otro. Los mirarán a ustedes para entender lo que significa que el amor está llamado a ser completamente humano, total, fiel y fecundo".
El Arzobispo también alienta a los sacerdotes y diáconos a aunar esfuerzos en esta tarea; a los médicos y enfermeras a "dar testimonio de la verdad, aunque reciban presiones para que se conformen con la cultura de la muerte que afecta a la profesión médica".
A los abogados, juristas y políticos, Mons. Aquila les recuerda luego su rol para defender con las leyes a la familia, los derechos de la conciencia y la libertad religiosa.
En el día de la Presentación del Señor que la Iglesia celebra este 2 de febrero, el Prelado agradece "a Dios por el don de la humanidad, por habernos creado varón y mujer, por el don del amor matrimonial y por las bendiciones de cada nueva vida y de la familia".
"La Humanae Vitae es una gran luz en medio de un mundo oscuro y confundido en lo que respecta a la intimidad sexual humana", concluye.
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