El jueves por la noche, durante la Misa celebrada con ocasión de la Solemnidad del Corpus Christi el Papa Benedicto XVI destacó que por la Eucaristía, el cristianismo es la revolución más profunda de la historia.
El Pontífice, que presidió la Santa Misa en la explanada de la Basílica de San Juan de Letrán y posteriormente presidió la procesión eucarística hasta la basílica de Santa María la Mayor, habló del significado de esa solemnidad a través de los tres gestos fundamentales de la celebración: la reunión "alrededor del altar del Señor para estar juntos en su presencia; la procesión, "caminar con el Señor", y por último, "arrodillarse ante el Señor, la adoración".
Para explicar el primer gesto, el Santo Padre citó la epístola de San Pablo a los Gálatas, donde está escrito: "Ya no hay ni judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús". "En estas palabras se siente la verdad y la fuerza de la revolución cristiana, la revolución más profunda de la historia humana, que se experimenta en torno a la Eucaristía: aquí se reúnen en presencia del Señor personas diversas, por edad, sexo, condición social, ideas políticas. La Eucaristía no puede ser nunca un hecho privado".