En la Audiencia General de hoy, el Papa Benedicto XVI resaltó que el bien de Dios siempre está por encima del mal y del pecado; y precisó las líneas esenciales de la doctrina de San Pablo sobre el pecado original de Adán, que no puede ser entendido en su totalidad sin la realidad de la salvación obtenida por Jesucristo para todos los hombres.
En su discurso ante unas 7 mil personas en el Aula Pablo VI, el Santo Padre explicó que San Pablo "no pone en el centro de la escena a Adán con las consecuencias que tuvo el pecado sobre la humanidad, sino a Jesucristo y a la gracia que mediante él se derramó sobre la especie humana".
"Si en la fe de la Iglesia ha madurado la conciencia del dogma del pecado original es porque está ligado inseparablemente con otro dogma, el de la salvación y la libertad en Cristo. En consecuencia, no debemos abordar nunca el pecado de Adán y de la humanidad de forma separada, sino englobarlos en el horizonte de la justificación en Cristo", añadió.