En medio de miles de fieles congregados este Jueves Santo por la tarde en la basílica de San Juan de Letrán, el Papa Benedicto XVI presidió la "Santa Misa de la Cena del Señor" en la que hizo un conmovedor llamado a contemplar la grandeza del amor de Dios que nos ama hasta el extremo y a desterrar toda soberbia y autosuficiencia de los corazones.
Tras la lectura del Evangelio que narra la Última CenBenedicto Xa y el lavatorio de los pies resaltando que Jesús nos "amó hasta el extremo”, el Papa dijo que “Dios ama a su criatura, el hombre; lo ama también en su caída y no lo abandona a sí mismo. Él ama hasta el extremo".
"Nos impulsa con su amor hasta el final, hasta el extremo: desciende de su gloria divina. Desciende hasta la extrema bajeza de nuestra caída. Se arrodilla delante de nosotros y realiza el servicio del esclavo; lava nuestros pies inmundos para que seamos admisibles a la mesa de Dios, para que seamos dignos de tomar un puesto en su mesa, una cosa que por nosotros mismos no podremos ni tendremos que hacer jamás”, destacó el Santo Padre en su homilía.