13 de febrero de 2007 / 09:57 AM
En su mensaje a los fieles del mundo con ocasión de la Cuaresma de 2007, el Papa Benedicto XVI destaca que el amor de Dios manifestado con su muerte en la Cruz, no solo debe ser aceptado por los hombres, sino correspondido, comprometiéndose a transmitirlo a los demás.
El texto, fechado el 21 de noviembre de 2006 y titulado "Mirarán al que traspasaron", fue dado a conocer hoy por la Sala de Prensa de la Santa Sede.
En el breve texto, el Pontífice señala que la Cuaresma “es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto, junto a Aquel que en la Cruz consuma el sacrificio de su vida para toda la humanidad”.